Y gracias...

Hoy se jubila mi madre. Hoy entrará por la puerta del trabajo con un hormigueo por todo el cuerpo, con el estómago encogido. Hoy cogerá la última llamada, atederá a los últimos clientes y, al final del día, se despedirá de sus compañeros sabiendo que no será un "Hasta mañana".

Después de casi cuarenta años (ahí es nada) por fín ha llegado el momento.

Es hora de poner punto y final a esos años de cuadrar turnos con mi padre para poder hacerse cargo de mi hermana y de mí, a costa de no verse entre ellos. Años de hacer encajes de bolillos con los sueldos para poder pagarnos el colegio privado que les gustaba. Años de llegar a comer tarde el día de Navidad. Años de llegar a casa a las doce y media de la noche y darnos un beso cuando ya estábamos dormidas (o eso pensabas). Años sin festivos ni fines de semana.

Y es que mis padres han trabajado por y para nosotras. No para que no nos faltara de nada, sino para poder darnos todo y más. Por eso hoy les dedico este post.

Por todos esos años de ir de compras y acabar con la ya famosa frase: "Todo para vosotras, yo no me compro ni unas bragas". Por aquellas tardes al llegar a casa cargadas de bolsas susurrando: "No le digas a tu padre lo que nos hemos gastado". Por habernos enseñado que el dinero está para disfrutarlo. Por decir "¿Y para qué trabajo yo si no es para tí y tu hermana?". Por no decir nunca que no, aún a riesgo de haber criado a "dos niñas caprichosas".

Por todo el esfuerzo y la dedicación que nos habéis dado y nos seguís dando incluso ahora, en tiempos difíciles. Por estar siempre ahí.

Pues ahora ha llegado el momento, mamá. Ya eres libre. Libre para hacer con tu tiempo lo que quieras, para gastar tu dinero en lo que quieras, para viajar, para estar con tu nieta....para disfrutar. Se acabaron los madrugones, los uniformes, los clientes mamarrachos y el estar de pie ocho horas.

Hoy tu cadera y tú empezáis una nueva vida, y la tenéis más que merecida.

¡Felicidades! Y gracias...